Encofrados encofrados la resistencia

El encofrado en la construcción
Los encofrados verticales industrializados se han convertido en una parte habitual del proceso de construcción de estructuras de hormigón in situ. Permiten ciclos de producción rápidos y bien definidos, garantizando una mayor seguridad para los operarios durante el montaje, hormigonado y desencofrado que los encofrados tradicionales.
En ocasiones, una vez desencofrado el panel, pueden aparecer manchas de diferentes tonalidades o "pequeños agujeros" en el acabado del hormigón. Las causas pueden ser varias. Las manchas suelen deberse al uso de un desencofrante de baja calidad o inadecuado, generando reacciones con el hormigón en algunas zonas. Los pequeños agujeros o grietas se deben principalmente a una vibración mal ejecutada o a una mala elección del hormigón. Ambos efectos también pueden deberse a una limpieza inadecuada del encofrado.
Es difícil, si no imposible, definir un equipo estándar para cada obra. Cada proyecto tiene sus propios aspectos únicos. Sin embargo, es posible definir los criterios para identificar el equipo óptimo para cada obra:
Tiempos de producción in situ: Está claro que para la ejecución de muros hay que respetar unos tiempos que, en condiciones estándar, pueden controlarse sin problemas. Sin embargo, es cierto que en algunas obras, los plazos exigidos por el promotor obligan a acortarlos, por lo que hay que aumentar el número de trabajadores y de equipos de encofrado en la obra.
Tipos de encofrado
En la línea central de la cara exterior debe colocarse el equivalente a una celosía ST25C (es decir, 2,57 cm²/m por dirección); si la carga de los rigidizadores de las plataformas de trabajo y de seguridad es de 5 kN/m, se requiere una fracción de vacío (aberturas) del 50% y una altura inferior o igual a 180 cm entre los separadores situados inmediatamente debajo y encima de las barras de apoyo de la plataforma. Se adjunta una explicación en el Apéndice en la que se detalla la forma en que se evalúan las cargas de la obra (pesos de la obra y de la plataforma de seguridad) y se aplican después a las caras.
El cálculo se realiza para hormigón con una resistencia a compresión de cálculo a los 7 días (Fcd) de 13,3 MPa (se recomienda aplicar un coeficiente de seguridad de 1,5 a Fck = 20 MPa para obtener la resistencia a compresión de cálculo).
Se considera que el soporte del muro es un punto rígido en la planta baja, que se convierte en una bisagra a partir del nivel 1. Además, las fuerzas horizontales de 5 kN ejercidas sobre el paramento se duplican para tener en cuenta los puntos singulares en la zona de apoyo del paramento (apertura para ventana, por ejemplo). Por tanto, en este caso es de 10 kN.
Diseño de encofrados
Los encofrados son moldes en los que el hormigón o materiales similares se prefabrican o se vierten in situ. En el contexto de la construcción de hormigón, el encofrado soporta los moldes de encofrado. En aplicaciones especiales, el encofrado puede incorporarse permanentemente a la estructura final, añadiendo aislamiento o ayudando a reforzar la estructura acabada.
Algunos de los primeros ejemplos de losas de hormigón fueron construidos por ingenieros romanos. Dado que el hormigón es bastante fuerte para resistir cargas de compresión, pero tiene una resistencia a la tracción o la torsión relativamente pobre, estas primeras estructuras consistían en arcos, bóvedas y cúpulas resistentes a la compresión. La estructura de hormigón más notable de este periodo es el Panteón de Roma. Para moldear esta estructura, se construyeron andamios temporales y encofrados o cimbras con la forma futura de la estructura. Estas técnicas de construcción no se limitaron al vertido del hormigón, sino que fueron y son ampliamente utilizadas en la construcción de mampostería. Debido a la complejidad y a la limitada capacidad de producción del material de construcción[cita requerida], el auge del hormigón como material de construcción favorito no se produjo hasta la invención del cemento Portland y del hormigón armado.
Usos del encofrado
El encofrado o formaleta, es un molde de madera o acero que tiene por objeto mantener la armadura y el hormigón durante el fraguado. Por la calidad del hormigón es posible realizar una gran variedad de elementos de diferentes estructuras con fines arquitectónicos. Pero para ello es sumamente importante contener la mezcla mientras se endurece para conseguir la forma deseada. Para tener un encofrado, se puede contar con la madera o el acero para dar un soporte correcto. El proceso de vaciado genera fuerzas de presión contra las paredes del encofrado, por lo que éste debe tener una buena resistencia ya que si se hace mayor presión causará deformaciones en las estructuras o en el peor de los casos la pérdida del concreto vaciado. Dentro del encofrado se coloca la armadura o cesta de refuerzo, que se empotrará en el elemento una vez fraguado.
Para una correcta colocación de esta armadura y dejar los recubrimientos necesarios se debe separar la cesta de los bordes y en la parte inferior utilizar separadores de hormigón (heladeras), estos son de hormigón, normalmente extruido por un tubo, no es conveniente utilizar maderas, trozos de bloques u otros elementos que puedan reducir la capacidad del hormigón. Lo habitual en los proyectos de viviendas es el uso de encofrados de madera, pero se debe llevar un estricto control de calidad, una pieza muy blanda o muy rígida no es conveniente ya que nos puede dar problemas durante la colocación del hormigón o al desencofrar. Además, en los casos en los que se reutilice la formaleta, se debe llevar un gran control de limpieza para eliminar restos de hormigón de anteriores coreas o cualquier tipo de suciedad que pueda contaminar la mezcla. Además es aconsejable humedecer los encofrados de madera ya que estos tienden a absorber agua que es indispensable durante el proceso de fraguado.